Existen personas que coinciden en momentos oportunos que se encuentran en días amansados para
poder apaciguar las fieras que los habitan, porque esas mismas personas en
circunstancias diferente no habrían podido mirarse y ver realmente más allá de
las superficiales apariencias.
Pero hay días que uno se entrega al momento, que decide que
hacer de su día, ese día en especial cuando sus ojos lascivos me rugían deseo y
sus manos estrechaban mi cuello.
Debo admitir que su forma incierta y desafiante de moverse
era propio de un animal aguerrido, totalmente manipulador, claramente allí yo
era la víctima inocente o mejor dicho una presa sin escapatoria, o que
realmente no quería ser liberada, me sentía en
una cómoda inseguridad.
No podía dejar de esbozar una sonrisa ante esa inquietante
sensación, de seductora tensión, la pasión que me encendía era química pura y
perfecta como si 2 almas pudieran llegar a un solo punto de encuentro. Era un
juego impecable como 2 piezas de puzles completamente encajadas de diferentes tableros,
eso lo hacía aún más confuso.
Un combate desigual,
ya que el poseía una mente clara y elocuente, demasiado preparado acechando mis
pensamientos inquietos. Yo, solo sintiendo el crepitar del fuego profundo, el
arrebataba el suelo de mis pies, y yo
totalmente tambaleante y testaruda seguía negándole sus afirmaciones, odiándolo
y deseándolo como si esas 2 palabras fueran miradas antes un espejo y solo
tuvieran una lectura. Verdaderamente no era odio lo que sentía, sin duda era
ira de mi misma, por dejarme entrampar y
provocar. A veces cedía voluntariamente,
cambiando completamente la versión de mis creencias, solo para no dejarme caer
ante este lobo estoico, no sé si lo que me alteraba mas era verlo impasible o
que se burlara de mis movimientos aleatorios para no perder el equilibrio.
No he construido arma alguna para mi auto defensa, me
presento sin escudo, llevo conmigo mis formas, solo mis movimientos. Talvez
disfruto enredarme entre los espacios de las mentes del mundo. Me gusta
lanzarme al vacío y caer, probándome cada día si tengo las habilidades y la
agilidad necesarias para poder salir de
esos pozos. Claramente esta vez me ahogue. No discerní lo alto que era escalar
ese pozo y lo profundo q seria el caer, pero esto era seguro, ya que rara vez
pienso algo antes de hacerlo, solo me lanzo y tengo que bancarme las heridas
como consecuencias.
A veces la mejor forma que tengo para comunicarme con el
mundo son mis acciones más que mis palabras. Mi padre es el del don de la palabra,
yo herede la terquedad y la rapidez de la toma de decisiones de mi madre.
Soy muy distraída,
volátil el lenguaje que emana de mi boca, muchas veces no tiene coherencia
alguna, no porque no sepa lo que digo, simplemente no le pongo la fuerza de
intención y el interés que mereciera. Pero cuando actuó, todo cambia, todo
tiene un sentido real y perceptible, cuando mi cuerpo se expresa, al tocar,
sentir, probar y escuchar lo hago con todo el potencial, de mi voluntad. Una completa entrega porque es aquí, donde me
preocupo de hacer poesía.
No me considero una persona humilde, pero de ahí me alivio
de saber que defectos tenemos todos y no
me avergüenza admitirlo. Sólo sé que
creo en mi misma y en mis valores, pero no, en sus propios límites, es allí
donde se encuentran mis grietas, donde esta bestia flemática me quiebra y se aúna
en mi interior.
Creo que llegue a fastidiarme solo por el hecho que el
encontró en mí, esa parte oscura, ese cuarto que desconozco, hizo que me
perdiera en mi misma, que me cuestionara
que tan fuerte son mis pilares… Creo que lo único que puedo afirmar y sostener
en pie es que me importa absurdamente es el respeto como valor, refiriéndose a la
consideración de los otros.
A las millones de almas que están agitándose y sobreviviendo bajo sus pies en este momento en
este presente, aquí y ahora.
Del resto debo aceptar a regañadientes que realmente soy un
bebe de pecho en cuanto a la vida. Increíble lo inestable que puede ser ponerle
atención a las palabras que te pronuncian seres tan diferentes y análogos a la
vez. Me quedan como lecciones de vida, lo agradezco, pero no lo trago, su forma,
me revuelve, me marea de emociones. Que tan curiosa puede ser mi alma, que indaga para interiorizarse en una búsqueda, que
quizás, no me compete. Adoro los desafíos, pero este no debería ser el mío.
Creo que podría hacerme más daño del que podría sacar en limpio, de algo más provechoso, que
puede ser útil reuniendo aprendizajes.
Lo mejor sería alejarme de mis demonios y esperarlos, no ir
por ellos y enfrentarlos enfurecidos. Sino dialogar a ver si dentro de toda
oscuridad existe esa luz que lo renueva y lo equilibra.
Me disculpo por todas las veces que dije algo inadecuado, o
use una palabra imprecisas para describir una acción. Nunca pensé que mi
machismo, sería un defecto, que luciera tan grave o tan oscuro. Que se supone
que he de hacer? si ya me forje de esta manera y no es que no pueda ir
transmutando en estos ciclos de la vida, es la sencilla razón, que me agrada convivir con
esta forma de ser...
Y he llegado a la conclusión que talvez me consideraba una
persona muy profunda y compleja, pero realmente puedo llegar a ser muy intensa,
una apasionada impulsada de manera muy sencilla y básica. Talvez vez son
momentos, donde se mezclan ambas verdades, soy esto y aquello a la vez y
viceversa.
Creo que no me daré el derecho de pedir una disculpa, por algunos actos que
me parecieron insufribles, las disculpas se regalan como un obsequio, pedirlas
seria en vano. Pero yo soy de una línea. No haría algo, que no me gustaría que
me hicieran. Por eso, me preocupan los modales, porque te dan el espacio que
mereces, sin necesidad de tener que demostrarlo. Como se realizaría si fueras
parte de una manada, donde un macho alfa pelea su propio valor y respeto. Por
el contrario, yo el valor se lo otorgó a cada ser, que en sus ojos destella la
luz de un alma, porque todos ellos luchan sus propios infiernos.
Lamentablemente, esa es solo mi forma de ver las cosas, yo seguiré siendo así,
aunque el lobo sople y sople mi puerta, mi casa no se moverá.
En mis ojos impasibles
se mantendrá el reflejo del temple de los tuyos, nada más deliberado que
desear encontrármelos de nuevo y volver a enfrentarme con mis propios cimientos.
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