Existen millones de cartas que son escritas con la sola
intención de liberarnos de algún sentimiento, que no queremos dentro.
Cuantas llegan a destino, solo si se da la ocasión y se toma
el valor para enviar y exponer lo revelador de lo que nunca pudimos pronunciar,
talvez por miedos, por egos, por inseguridades…
Lo que me llevo a escribir esta. No fuiste tú, fue el
sentimiento que vino contigo, en un momento que yo no quería sentir. Que me
hice la loca, engañándome a mí misma, negándole importancia, a ver que el poder
de la mente y el auto convencimiento es fuerte, pero uno después de todo no se
logra engañar completamente.
Esto no es una carta de amor y ni mucho menos, es una carta
de una pequeña historia, y cada una de las pequeñas historias que constituyen
mi vida y me hacen desencadenar procesos y descubrimientos asombrosos de los
recovecos de mi alma.
Te conocí una noche destellante, de muchas luces, colores y
melodías, muy contrario al mundo en el que me muevo. De personas grises,
empaquetadas, que se dejan expresar a través de guiones prescritos, que no
cultivan habilidades, más allá de las que necesitan para jugar con el dinero. Que es toda una sorpresa, si
logras desenterrar alguna creencia en la “existencia” y que posiblemente jamás
se han cuestionado nada que desentrañe el autoconocimiento.
Soy de las personas que creen en la infinita búsqueda de lo
extraordinario de lo nuevo y sublime.
Eso que te enciende, creo en la magia no como algo desconocido, sino como algo
que te hace dejarte llevar y te hace sentir esa riquísima capacitadad de
asombro, de poder ver con ojos infantiles totalmente hechizados las maravillas
de la vida.
Me sentí en un cuento, como una gatita hechizada por el
flautista Hamelin….
Persiguiendo eso, fui descubriendo un alma solitaria,
abrumadora e indolente con momentos de elocuencia y brillo particular, el cual
contagiaba y llegaba a juguetear junto la mía.
Creí que tenía el control total de mis emociones, que tanto
podía estar equivocada? O ciega de mi
misma…
Era encantadoramente misterioso. Esa hermosa oscuridad de su interior donde lucían las estrellas en
su mismo cielo, centellaban e iluminaban el lugar, revoloteaban a mí alrededor,
llegaron a acogerme, me sentí acunada en su luna.
Era de esperar, que una desconocida jamás llegaría a dejar
una huella realmente en ese corazón,
y aunque antes de siquiera conocerlo, me prometí fidelidad de
sentimiento a solo un hombre. Este ermitaño juglar remecía y confundía mi
sentir, logrando sin intención dejarme descalza ante él.
Prejuicios de ambos, desconociendo la claridad de la
comunicación, quedamos incomunicados, totalmente desconectados, de mundos
distintos, de poca tolerancia y paciencia, por miedo a expresar sinceridad y
mostrarnos débiles. Muchos fueron los motivos o talvez no, talvez solo fue desinterés.
Así nuestros egos
chocaron a toda velocidad, como 2 trenes de carga, descarrilando nuestros
caminos.
Confié en palabras
vagabundas, sabiéndolo. Que fueron expresadas con poca trasparencia, dejaban distinguir solo reflejos a los cuales me
aferre e intente codificar.
Cuantas veces espere ese llamado que no llego, esa voz que
no me busco y que poco a poco se fue apagando, como un fuego sin intención de volver arder.
Nunca quise preguntar que ocurrió, creo que al final de todo
lo sabía.
Después de todo lo sucedido me vuelvo a encontrar y me auto cuestiono -No me asusta amar… porque actuó,
como si me aterrara-.
-No me importa decir, a los cuatro vientos que mi cariño por
ti fue un hecho, talvez no fue un gran amor pero no menos importante.-
La intensidad es diferente al tiempo, y no hablo de pareja
hablo de amantes, de caricias de besos y de la sinceridad que hubo en todo eso.
Al escribir esta pequeña historia, la dejo libre, flotar por
el nebuloso cielo, sanando las quemaduras que en algún momento ardieron.
Ya sana, mi piel brilla
de nuevo y se prepara para otra búsqueda, mi corazón gitano no se cansa
de luchar e indagar en las profundidades de un “Otro”. Muchas veces pudiendo
transmutar en una llave maestra que pueda llegar abrir un cofre y atesorar ese milagro que lo contiene. Sin
ningún fin más allá, de que hagan reposar sobre mí su confianza, que su cabeza
descanse entre mi pecho… acariciar historias, personalidades únicas,
desenterrar miedos y sanar heridas. Porque el amor no es solo de amantes es
para todo aquel que desee compartirlo.
Esto no es un adiós, es un amoroso desapego.
Deseando que ese corazón vagabundo y solitario conjugue con otro,
en el cual se pueda fundir. Y que nunca deje de escucharse su canción…
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